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08 septiembre 2006

¡Al tráfico de fauna silvestre diga no!




El comercio de fauna silvestre, es en volumen, el tercero del mundo después del tráfico de drogas y de armas, y el segundo delito más lucrativo del País. Aclaremos que capturar, almacenar, vender, exportar, importar o compra cualquier especie de fauna silvestre, desde la más exótica hasta la más común, es igual a traficar. Y en Colombia como en muchísimos países del mundo, el que trafica con fauna silvestre protegida es considerado un delincuente.

Por esta razón, los caleños tenemos el deber como ciudadanos de evitar a toda costa participar de esta actividad delictiva. En muchas ocasiones y por desconocimiento, apoyamos estos criminales cuando desprevenidamente compramos una tortuga en las calles del centro o una lora en la pajarera de alguna galería; incluso cuando visitamos la zona rural y los habitantes nos ofrecen micos, o cuando pasan personas vendiendo supuestos “turpiales o chicaos” en bolsas de papel.

De ser permisivos, nos volveremos en el integrante final de una estructura delictiva compleja, con enormes ramificaciones, vinculada hasta con el comercio de armas y drogas, asociada también a múltiples delitos, como falsedad, soborno, evasión impositiva, sin hablar de los métodos violentos utilizados para hacerse a sus botines, que terminan con la muerte de valiosas especies. El ultraje al que son sometidos los animales traficados hace que solo 20 de cada 100, lleguen vivos a manos de los compradores.

Muchos se preguntarán que hay de malo al respecto. La verdad es que muchos animales son conseguidos mediante mañas brutales, como matar los padres para tomar la cría o viceversa; en los intentos de captura, muchos sufren traumas y son abandonados a su suerte al no serles útiles. Para evadir los controles policiales los sedan, amordazan y hasta encaletan (atiborran tubos de PVC con aves a las que con cinta adhesiva, inmovilizan alas, patas y picos. A las tortugas las esconden en cajas de helados unas sobre otras) y son sometidos a toda clase de mortificaciones en su transporte.

Por si fuera poco, muchos de estos hampones en su afán lucrativo, mimetizan especies que no son codiciadas ni por su plumaje, ni pelaje, ni canto, para hacerlos pasar por especies exóticas, foráneas o zootécnicas (las cuales cuentan con permiso para ser comercializadas, algunas con restricciones). Y no es extraño que muchas veces, personas inexpertas, amputen o incapaciten especies consideradas potencialmente peligrosas, cortándoles las falanges, partiendo sus colmillos o desnutriéndolos para así venderlos como animales mansos.

En consecuencia de lo anterior, de 1686 especies de aves que hay en el territorio colombiano, 234 especies son blancos del tráfico ilegal. De estas, 142 son endémicas (o sea que su área total de distribución es menos a 50.000 Km.) y del total de especies existentes, 112 están en peligro de extinción (según el libro rojo del Instituto Humboldt y el Min. Ambiente). En registros internacionales figuran 619 especies animales colombianas es rangos desde “peligro” hasta “peligro critico con riesgo extremo”.

Según el libro “biodiversidad, Colombia país de vida”, el trafico ilegal en el mundo afecta anualmente a 40.00 primates, 3 millones de aves, 10 millones de reptiles, 15 millones de mamíferos y 350 millones de peces tropicales. De 725 especies de aves que se encontraban en el valle del Cauca, 40 se han extinguido localmente, 60 en vía de desaparición o se teme por su supervivencia. Lo que nos da a entender que por los ecodelitos estamos perdiendo la riqueza en biodiversidad.

Ahora bien, después de conocer estas cifras desconsoladoras, no sea un actor pasivo de la situación. Denuncie a estos delincuentes llamando desde cualquier teléfono fijo o celular a 112, que la policía acudirá inmediatamente a su llamado, pues ellos tienen la misión de impedir el tráfico de flora y fauna en lugares como galerías de la ciudad, Terminal de transportes y vías comunes. Precisamente con el fin de atender este tema, la entidad creo el Grupo Investigativo de Delitos Contra el Medio Ambiente.

También están dispuestos a atender estas denuncias los funcionarios de la Policía Ambiental en el teléfono (2) 556 09 84 o en el DAGMA en el (2) 660 05 80 ó 66057 49 Ext. 128

Recuerde, como ciudadano, usted tiene el deber de informar a las autoridades sobre estos crímenes.

En conclusión, si queremos seguir contando con uno de los países más biodiversos del planeta, reconocido mundialmente como santuario de vida; si nos regocijan los animales y desaprobamos cualquier tipo de maltrato hacia ellos, debemos tener una actitud firme ante este delito. Miles de especies animales y futuras generaciones de colombianos les estarán eternamente agradecidos.
[1] Escrito Para la Revista Cali Si para la edición de febrero del 2005

03 septiembre 2006

El Universo que Esconden los Árboles





Los árboles urbanos son el sostén y el refugio de muchas formas de vida, que le traen color y alegría a la monotonía del cemento.

Muchas veces por desconocimiento, no le damos a los árboles urbanos la relevancia que tienen para nuestra ciudad. Incluso desconocemos que uno de sus grandes aportes es darnos el oxigeno (O2). Analicemos algunos ejemplos de bioconvivencia con la intención de destacar su importancia y señalar algunas razones de peso para que los caleños aprendan a cuidar, conservar y multiplicar sus árboles urbanos.

Para empezar con este ejercicio, dediquemos unos cuantos minutos a observar con atención el tronco de un árbol. Allí podemos ver cientos de organismos, incuso animales de mayor tamaño que viven su cotidianidad de la misma forma que nosotros lo hacemos.

Los árboles son el hogar de pequeños mamíferos como murciélagos y ardillas; en ellos habitan aves como la inconfundible torcaza y el colibrí, y reptiles como lagartijas e iguanas; en algunos lugares húmedos podremos encontrar ranas, además de una gran variedad de insectos como mariposas, chicharras y hormigas.

Cabe anotar que no solo son los animales los que utilizan como edificios de apartamentos a los árboles urbanos, con ellos cohabitan plantas como las araceas, bromeliáceas, musgos y helechos; hongos desde los microscópicos hasta las setas; líquenes ejemplo de trabajo mancomunado; así mismo, invisibles bacterias y protozoarios.

También los árboles urbanos alimentan diferentes especies de animales y de plantas. Las semillas frutos flores hojas, savia, néctar, polen y corteza que producen, son fuente de alimentación de los animales; mientras las plantas, hongos y algunos microorganismos aprovechan la savia, las hojas, las ramas muertas, el polvo que se acumula en las grietas, la humedad de su entorno o simplemente aprovechan la proximidad de sus ramas al sol.

Pero no todo para ahí, pues de ellos también dependen quienes siguen en la cadena alimenticia: águilas, gatos pájaros, carpinteros, pechirrojos, lagartos, arañas, etc.

Los árboles que vemos en la ciudad son quienes nos proveen de oxigeno (O2), a cambio de liberarnos de toxico bióxido de carbono (CO2) para hacer su alimento; a este fenómeno se le denomina fotosíntesis. Además filtran el exceso de partículas sólidas en suspensión en el aire (polvo, cenizas) que nos traen problemas respiratorios. Así pues los árboles limpian la atmósfera de contaminantes.

¿Por que las personas buscan la sombra de los árboles urbanos en los días soleados? Por que debajo de su copa se forma un microclima, agradable. Esto sucede gracias a la transpiración (vapor de agua) y a la exudación (agua en estado líquido) de los árboles, que refrescan y humectan el aire. También sirven como bloqueador solar, al interponerse entre los rayos del sol y la piel, evitando que esta se irrite.

El calor es mucho mas fuerte en las ciudades, que en la zona rural, debido al material en que estas fueron construidas (concreto, vidrio aluminio, asfalto, etc.). Los árboles urbanos cumplen la función de barreras naturales entre estas estructuras y los rayos del sol, actuando como amortiguadores del calentamiento.

Protejamos aquellos árboles que están a merced de individuos inescrupulosos y malintencionados. Eduquemos al respecto a nuestros hijos, familiares y amigos. Sembremos árboles en nuestros patios, antejardines, parques, separadores viales y sobre todo en el alma, para que de este modo, tengamos una mejor ciudad.

[1] Articulo matizado, para la Revista Cali Si. Por Isabel Cristina Cardona Santos (Jefe de Redacción)